A veces tenemos tantas ganas de conseguir algo, o de realizar un cambio, que nos entran el ansia y las prisas. Y resulta que no suelen ser amigas de los cambios.
¿Por qué?
🌿Nos meten presión. Los cambios llevan su ritmo, y presionarse te puede llevar a quedarte en el camino. La presión y tener que cumplir con esta, agota.
🌿Las expectativas se desajustan. Pretender cambiar algo de la noche a la mañana no suele ser muy factible. Si esperas eso, te vas a frustrar, por lo que va a ser más fácil que quieras abandonar.
🌿Te pierdes el proceso. Muchas veces lo bonito de un cambio es valorar el proceso (y esfuerzo) que has hecho para llegar a ello. El esfuerzo refuerza nuestra autoconfianza y nos hace sentir bien. No tendría ningún sentido perdérselo.
Que el ansia y las prisas NO nos quiten eso de tomarnos los cambios con ganas e ilusión 🧡