Año tras año, puedo comprobar como el número de niños afectados por estrés y ansiedad aumenta, así como la edad a la que se inician los síntomas. Las exigencias a las que se exponen los más pequeños superan todos los límites, pudiendo llegar a crear cuadros de ansiedad que deben ser tratados por un/a especialista.
Actualmente, nuestros hij@s están envueltos en exigencias diarias que condicionan sus vidas. Colegio, actividades extraescolares… realizan “multitarea” y a un nivel de competitividad muy elevado. Se les “pide” que lo den todo en cada una de estas actividades.
¿Les exigimos demasiado? ¿Es demasiado este ritmo de vida para ell@s? Puede que sí. Hoy en día, apenas se tiene tiempo para ser un niñ@ y jugar.
Además de las exigencias externas, le tenemos que añadir las internas de cada niño, las comparaciones entre hermanos y compañer@s y la manera de gestionar las emociones de cada uno de ellos. No deberíamos olvidarnos de las exigencias que impone la sociedad, la tv, los canales de YouTube que tienen idealizados, etc. Tenemos que empezar el trabajo en el campo de la Educación Emocional a edades tempranas, para que sea más fácil manejarnos en la madurez.
Sabemos que es complicado tener tiempo para todo (por la poca conciliación que hay entre la vida laboral y la familiar), pero tenemos que empezar a priorizar las cosas importantes que tenemos. No pasa nada porqué un día no planchemos la ropa y dediquemos ese tiempo para estar con nuestr@s peques. Hagamos que cuente lo que de verdad importa.
Así pues, es muy importante darnos cuenta de cuándo están empezando a sentirse desbordados por las exigencias de la vida. Cuánto antes empecemos a trabajarlo, mejor.
Síntomas de Ansiedad Infantil:
– Nerviosismo/Agitación continuo (sin motivo aparente): Empiezan a moverse más de la cuenta, a estar acelerados todo el día, como si no llegaran a tiempo a todo lo que deben hacer. Puede darse el caso en el que se muestre, incluso, una cierta agresividad por esta agitación constante.
– Escasa relación social: Les cuesta relacionarse con otras personas. Evitan realizar actividades para no exponerse a las críticas e, incluso, pueden llegar a negarse a ir al colegio o a alguna extraescolar.
– Silencio selectivo: Puede que empiecen a dejar de hablar en ciertos momentos. Sin tener un problema físico de habla. Utilizan el silencio como forma de protegerse, aunque les genere malestar emocional.
– Dificultad para separarse de sus progenitores: Vuelve de nuevo la “ansiedad por separación”, les cuesta separarse de sus figuras de referencia, de su zona de confort y seguridad. Puede que empiecen a tener un afecto excesivo con los progenitores.
– Sudoración, Falta de aire, Dolor de Estómago…y muchos de los síntomas típicos de ansiedad en adultos: Estos síntomas no son más que respuestas de nuestro cuerpo para protegernos de una situación que percibimos como amenazante.
Tratamiento para Ansiedad Infantil:
El tratamiento tiene que estar supervisado por un especialista que os oriente en función de las características y las situaciones personales del niñ@. Cada peque es un mundo y hay que buscar tratamientos personalizados para cada infante y cada situación. Siempre, es importante trabajar desde casa y compaginarlo con las indicaciones que os de vuestro terapeuta.
A continuación, os damos unos tips básicos, que usamos en consulta, para poder trabajar la ansiedad:
– Buscar el foco del problema: Cuál es el detonante de la ansiedad. Deberemos saber de dónde viene este malestar, qué lo genera.
– Cambio de creencias o reestructuración cognitiva: Analizar que pensamientos son los que están condicionando nuestro comportamiento ansioso y transformarlos en unos nuevos que nos permitan adaptarnos mejor al entorno.
– Exposición: Una vez tengamos claras las creencias limitantes, y hayamos trabajado para reestructurar nuestros pensamientos hacia otros más adaptativos, exponernos a las situaciones gradualmente y empezar a trabajar con el cambio de pensamientos.
– Técnicas de relajación: Hay varias maneras de realizarlas y dependerá de la edad del niño. Los más pequeños tienen técnicas como la de la Tortuga o el Gato perezoso. Y, con niños más grandes, ya podemos trabajar con técnicas de adultos como Jacobson.
Como reflexión final, dejemos que nuestros niñ@s disfruten de las ventajas que tiene serlo. No los presionemos ni agobiemos con demasiadas tareas y rutinas asfixiantes. Aunque compañeros y vecinos hagan muchas actividades, quizá nuestro hij@ no pueda seguir ese ritmo. Dejemos tiempo para el relax y el disfrute. Los adultos también tenemos que aplicarnos la misma norma. Padres y madres, buscad vuestros momentos de relax y disfrute, compartid momentos de calidad con vuestros hij@s y parejas y, sobretodo, disfrutad de la maternidad/paternidad, que el tiempo pasa volando.
Os recordamos que desde KAVUREY abordamos este tipo de problemáticas con una alta efectividad, de manera presencial o virtual. Si crees que podrías estar inmerso en una situación que requiera ayuda de un profesional o conoces a alguien que pueda necesitarlo, no dudes en ponerte en contacto con nosotros