Todos hemos escuchado mil veces eso de que “el ambiente condiciona nuestra vida” y no es sólo una reflexión popular, sino que existe una base científica para explicar ciertos comportamientos y relacionarlos con nuestra biología.
La epigenética, así es como se llama, está cada vez más en auge. Hoy en día ya podemos leer artículos relacionados sobre como el ambiente y las experiencias que vivimos afectan a nuestra biología. En la actualidad, la epigenética está investigando, entre otras muchas cosas, cómo ciertas exposiciones ambientales pueden relacionarse con algunos tipos de cáncer. Ahora bien, ¿es posible que también podamos relacionar ciertas experiencias o ambientes con patrones de personalidad o comportamiento? Esto es lo que explica una parte de la epigenética, la denominada epigenética conductual.
Pero, ¿qué es exactamente la epigenética conductual?
Podemos definirla como el campo de estudio que examina el papel de la epigenética en la formación y adquisición de nuestro comportamiento. Es una ciencia experimental que trata de explicarnos cómo las experiencias que nos ocurren a lo largo de nuestra vida están condicionando nuestra biología conductual. Dicho de otra forma, intenta explicar cómo la expresión de los genes está influenciada por la experiencia y el ambiente para producir diferencias individuales en la conducta, la cognición, la personalidad y la salud mental.
Sin entrar en términos biológicos sobre los cambios que se producen en las secuencias de ADN, se ha podido ver que algunos trastornos o patologías psicológicas están directamente relacionadas con la epigenética. Por ejemplo, en diversos estudios relacionados con ansiedad y estrés se han encontrado correlaciones entre el mal cuidado durante la infancia y los cambios epigenéticos. Negligencias en momentos de la infancia por parte de los cuidadores tienen una respuesta a largo plazo de estrés medio y ansiedad. Por tanto, podría decirse que esas experiencias y comportamientos vividos en la infancia han producido cambios en nuestra biología que hacen que seamos mucho más propensos a desarrollar ansiedad o estrés en una etapa madurativa posterior.
También se ha podido ver que influencias ambientales y epigenéticas parecen trabajar juntas para aumentar las conductas de riesgo, la más significativa, sin lugar a duda, es la adicción a algún tipo de sustancia. Hemos podido ver que el estrés ambiental aumenta el riesgo de abuso de sustancias. Si estamos inmersos en situaciones que suponen una carga física y mental es muy probable que acabemos buscando esa “ayuda” que necesitamos en algún tipo de sustancia. Una vez que el abuso de estas sustancias comienza, las alteraciones epigenéticas pueden agravar aún más los cambios biológicos y de comportamiento asociados con la adicción.
Y, ¿ahora qué?
El objetivo de la investigación futura es poder ayudar a “reprogramar” los cambios epigenéticos conductuales para ayudar en temas de adicciones, enfermedad mental, y otros temas psicológicos. Pero, todavía, queda mucho por investigar. Actualmente, sólo vemos la punta del iceberg. Ya empiezan a barajarse opciones, también, sobre cómo estos cambios en nuestro ADN puedan condicionar a nuestros descendientes, de esta manera, podría darse el caso de que aún sin vivir tú en primera persona una experiencia traumática puedas desarrollar ciertos patrones de comportamiento porque lo heredaste de tus predecesores. Pero esto todavía son hipótesis, de las muchas que se están haciendo, sobre epigenética conductual. De momento, nos quedamos, y sabemos a ciencia cierta, que el ambiente condiciona la expresión o no expresión de algunos de nuestros genes y, por tanto, condiciona nuestro comportamiento. Así pues, trata de tener un ambiente lo más saludable posible, come bien, haz deporte, evita las fuentes de estrés y ansiedad, duerme las horas necesarias, relaciónate con gente que te aporte cosas positivas y disfruta de los pequeños placeres de la vida. Ahora ya sabes que tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.
Cuantas veces hemos oído «somos lo que comemos» «eres igualita a tu madre, padre, etc».
Estas afirmaciones me llevan a «somos lo que hemos vivido» y hemos vivido a través de los genes y experiencias de nuestros padres, abuelos, familiares y amigos.
Siento que es más que razonable que hayamos adquirido sus ragos fisicos, psíquicos y emocionales.
Artículo super interesante para reflexionar y buscar saber más de nosotros aprendiendo mas de nuestros antepasados.
Muchas gracias por tu comentario. Muy acertadas tus reflexiones. Un abrazo
Muy interesante. Al final todo lo que nos rodea nos condiciona. Me encantan las publicaciones que hacéis en el blog, son muy interesantes. Gracias por informar y darnos pequeños consejos sobre crianza y psicología.
Gracias a ti por seguirnos y leernos 🙂