Querid@s amig@s, hoy nos surge un tema que puede ser un poco controvertido. Hablaremos de psicología positiva y del lado oscuro que habita en el exceso de intentar ser felices a toda costa.
Como bien dice Odin Dupeyron en una de sus intervenciones televisivas (https://www.youtube.com/watch?v=rfdErCPTV4o ): “tenemos un exceso de pensamiento mágico pendejo”. Decretamos y pedimos creyendo que todo lo que digamos se nos dará y hay cosas que no son ciertas. Algunas cosas no se pueden conseguir. Querer NO siempre es poder. Con todo esto, no queremos decir que no tengamos que ser positivos y optimistas, al contrario, tener una actitud positiva ante la vida siempre será una ayuda para nuestro bienestar psicológico, pero hay que ser realistas.
Analicemos pues,
¿De dónde viene la psicología positiva?
Martin Seligman, uno de los psicólogos más mediáticos de las últimas décadas, cuenta que un día a finales de los noventa, experimentó una epifanía cuando su hija le llamó gruñón. Fue entonces cuando pensó que la psicología se centraba demasiado en el estudio de lo patológico y no en las fortalezas y virtudes de las personas. Era necesario un cambio de rumbo. Entonces, decidió estudiar la capacidad de adaptación del ser humano y los beneficios de la felicidad.
Desde entonces, el denominado marketing de la felicidad ha crecido exponencialmente en las últimas décadas y ha acabado por inundar nuestras vidas.
También, en el ámbito educativo cobra fuerza todo este fenómeno, empezamos a entender que hay que desarrollar las emociones positivas que tienen los más pequeños. Sin embargo, se empiezan a evitar las emociones negativas, lo que puede estar favoreciendo a que nuestros hij@s se conviertan en personas con una escasa tolerancia a la frustración.
Los entusiastas del movimiento positivo tienden a construir el mundo en términos dicotómicos, es decir, positivos y negativos. Y, hacen mucho hincapié en otorgarle a los pensamientos positivos un poder de cambio. Es ahí donde empiezan los problemas, la gente cree que podrá cambiar sus problemas amorosos o incluso, y lo más peligroso, a curar enfermedades simplemente con pensar que podrán hacerlo.
Hablamos del pensamiento mágico “pendejo”: El lado oscuro de la psicología positiva, realidad o ficción?
Empezamos con el famosísimo libro El Secreto, que se puso de moda hace unos años. En este libro se defiende que si cultivas tu mejor versión y deseas algo con la suficiente fuerza, el universo te lo dará. Eso de “pide y se te dará”, así porqué tú lo vales, tiene una connotación muy negativa. Lo que pasará si no lo consigues será que te frustrarás pensando en que es culpa tuya porque no lo deseas bien o porque no sonríes lo suficiente o no eres suficientemente bueno. Aquí es cuando entramos en un bucle complicado, intentarás seguir decretando y pidiendo y teniendo la mejor de las actitudes pero, aún y así, muchas veces no obtendrás lo que quieres.
Actualmente, tenemos a muchos “mentores” que venden todo el movimiento positivo, llegando incluso a parecer el auge de una nueva religión.
Desde D. Chopra hasta T. Robbins, y muchísimos nombres conocidos más, defienden la capacidad de las emociones positivas para realizar todo lo que deseas, llegando incluso a decir que pueden modificar el genoma humano, frenar el envejecimiento y curar enfermedades muy graves.
La importancia de la Psicología Positiva
Obviamente, y sin lugar a dudas, Seligman y muchos de los psicólogos centrados en temas de psicología positiva merecen nuestro respeto intelectual y sus aportaciones han sido muy buenas en este campo. Se han podido abrir nuevas vías de investigación muy interesantes y se ha ido renovando la psicología moderna. El problema llega cuando se convierte una corriente psicológica y científica en una tendencia o movimiento, llevada a cabo por personas que quizás no están cualificadas y lo venden de una manera que no es la que tiene como esencia.
En las emociones positivas está nuestra fuerza y nuestras ganas de seguir adelante y las emociones negativas son necesarias para la vida, no se pueden enmascarar o tratar de evitar, esa nunca es la solución, de hecho cualquier persona que entienda de educación emocional lo reafirmará, hay que vivir cada una de las emociones y sentirlas en el momento que toca.
¿Y entonces?
Aquí es donde explicamos nuestra visión y lo que nosotras como psicólogas creemos. Hay que ser cautelosos con la interpretación simplista del mensaje de la “pseudopsicologia positiva”, por llamarla de alguna manera. No os creáis ciegamente a gurús espirituales, mentores… De momento nadie tiene una verdad absoluta. Por tanto, seamos cautos, observemos qué cosas nos aportan bienestar y cuáles no, seamos realistas y coherentes, la vida no siempre es perfecta y hay que aceptar y vivir todos los momentos que nos brinda.
Pretender ser felices a toda costa puede llegar a provocar infelicidad. La necesidad de tener siempre una actitud positiva en toda circunstancia puede provocar una culpabilidad increíble y crear un estado anímico decaído.
La felicidad, amig@s, no es algo que deba perseguirse y nunca debe pasar por la negación o evitación de experiencias dolorosas, estas forman parte indivisible de cada persona. Un problema no es siempre una oportunidad, a veces, simplemente es eso, un problema. Y para ser conscientes del mismo, debemos experimentar emociones como la tristeza, la ira o el miedo.
Así que, disfrutemos de la vida y hagamos, leamos y fijémonos en todo aquello que nos hace felices, pero toquemos con los pies en el suelo. Démonos permiso para sentirnos mal, simplemente porque la situación lo requiere. Eso no es ser débil o tener una actitud negativa sobre la vida, es ser coherente con nuestras emociones. Se llama coherencia emocional, de la que hablaremos en otro post porque da para mucho. Pero tus sentimientos tienen que estar en coherencia con las situaciones que vives y debes expresarlos libremente.
Así que, seamos felices con coherencia.
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