Hace años empezó a ponerse de moda la utilización de ruido blanco para dormir a nuestros retoños. Así pues, se aconsejaba que, cuando no pudieras dormir a tu bebé, probarás con ruido de secador, extractor de cocina o canal de televisión no sintonizado. A estos ruidos se los denomina ruidos blancos, y, aunque parezca mentira, muchos bebés dejan de llorar al escucharlo.
Pero, ¿realmente funciona?
El ruido blanco tiene la particularidad de ser un sonido en el que todas las frecuencias están al mismo volumen, ninguna sobresale más que la otra. Esto produce que cuando lo escuchamos queden anulados el resto de sonidos del entorno, y la persona esté inmersa en una especie de situación de aislamiento sonoro, oyendo únicamente este ruido.
En el caso de los bebés, cuando lloran y escuchan este ruido, poco a poco dejan de llorar, se calman e incluso algunos llegan a dormirse.
El porqué de este fenómeno es algo que aún no está nada claro. Entrando en materia científica, las primeras investigaciones sobre este fenómeno, hace aproximadamente 30 años, mencionaban una similitud entre el ruido blanco y el ruido que un bebé escuchaba en el útero materno. Con el tiempo, se reconoció que esto no era del todo cierto sino que lo que se produce es únicamente un aislamiento sonoro y que el bebé, en ausencia de estímulos, se relaja.
Años después, empezó a correr la recomendación de dejar de usarlo porque se decía que los bebés, al oírlo repetidamente, dejaban de recibir estímulos y su cerebro quedaba en una especie de situación de bloqueo y que esto podía afectar a su futuro desarrollo.
Por lo tanto, la pregunta no es si funciona o no, porque está claro que de algún modo sí que funciona…
La cuestión es, ¿es seguro utilizar ruido blanco para calmar a nuestros bebés?
Sabemos que, de algún modo, el ruido blanco funciona pero es posible que también esté afectando de alguna manera al desarrollo de nuestros bebés. Inicialmente, hay que decir que, no hay evidencias científicas que respalden el hecho de que este ruido afecte de una manera negativa o que condicione el desarrollo de nuestros bebés. Pero claro, leyendo informaciones así, ¿qué haces?, muy posiblemente dejar de utilizarlo y no recomendárselo a nadie.
Hace poco volví a ver un debate sobre este tema entre madres, en uno de los centros donde damos charlas de psicología, unas madres lo habían probado y creían haber encontrado la panacea y otras habían leído en algún sitio que no era bueno.
Lo que sabemos en la actualidad, y hablando ya de estudios más recientes, uno de los últimos publicados hace referencia a esta estrategia para calmar los cólicos de los bebés. El grupo de bebés que era calmado con ruido blanco acababa llorando menos horas por el día y durmiendo más tiempo por la noche. Otro estudio reciente utilizó ruido blanco como distracción para disminuir el dolor de los bebés durante la vacunación y, de nuevo, los bebés que escuchaban ruido blanco antes, durante y después de la vacunación se mantenía más tranquilos y no lloraban tanto.
Sabemos a ciencia cierta que, cuando un bebé está nervioso o asustado, es decir, cuando escuchan ruidos intensos que los asustan, segregan cortisol (hormona del estrés), aumenta la frecuencia cardíaca y se ponen en alerta; pero el ruido blanco no parece producir este efecto porque los niños se dejan llevar por este sonido, cierran los ojos, la frecuencia cardíaca disminuye y se duermen. Incluso se ha llegado a utilizar en las UCIN (Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales) porque ayuda a enmascarar los ruidos molestos de hospital (máquinas, gente hablando, ambulancias llegando…) consiguiendo que los bebés se despierten menos veces y duerman más horas.
Y, ¿entonces?
Con todo lo que hemos mencionado hasta el momento, llegó la hora de decidir, ¿ruido blanco si o ruido blanco no?
Sabemos que el ruido blanco parece funcionar para calmar a los bebés pero, también, que los calma porque enmascara los sonidos del entorno y deja al bebé en una situación de aislamiento y de falta de estímulos auditivos. Esto que mucha gente dice que es malo, no parece que a simple vista sea así, ya que los bebés se relajan y se duermen. Si pensamos de manera lógica, un bebé, o incluso un adulto, que esté estresado o nervioso no reaccionaría calmándose y durmiéndose sino todo lo contrario. Ahora bien, el hecho que se deje al bebé sin estímulos auditivos puede que afecte, de alguna manera, a su capacidad de aprender del entorno a través de su audición, porque en el rato que escucha este ruido no escucha nada más.
También sabemos que, algunos adultos utilizan ruido blanco para concentrarse (estudiar, trabajar, etc), de hecho si os metéis en YouTube y buscáis ruido blanco encontraréis miles de vídeos con sonidos de ruido blanco para relajaros o concentraros. Sin ir más lejos, yo lo utilizo muchas veces cuando tengo que concentrarme o quiero, simplemente, relajarme antes de dormir. Algunos estudios aseveran que mejora el aprendizaje y ayuda a aprender más palabras.
También se recomienda el uso de ruido blanco en plantas hospitalarias de enfermos del corazón, porque logran tener un sueño más tranquilo y reparador.
Por tanto, sabemos que el ruido blanco tiene el poder de relajar, de eso no hay duda, y con todos los datos aportados podemos concluir que no es malo, aunque quizá tampoco una herramienta de la que abusar. Cada padre y madre debéis de considerar qué es mejor para vuestro bebé y obrar en consecuencia.
Yo, desde mi perspectiva como psicóloga, os recomendaría que lo usarais con prudencia. Si vuestro bebé pasa noches y noches llorando y de alguna manera podéis mediar utilizando ruido blanco para que pase alguna noche en calma, adelante. Pero no lo utilicéis como comodín para todo. Los bebés lloran porque tienen necesidades que cubrir y no saben expresarlas de otra manera. Así que, evidentemente, deberéis trabajar para cubrir esas necesidades y poner de vuestra parte para que estén lo más felices que podáis conseguir por vuestros propios medios. Pero, usar ruido blanco como herramienta complementaria en momentos determinados puede ser una buena baza para que se calmen y puedan conciliar el sueño las noches que lo necesiten.
Así que, como en todo, no hay que cometer excesos. Relajaros y disfrutad del camino de la maternidad/paternidad.
También os recordamos que desde nuestro centro abordamos este tipo de problemáticas con una alta efectividad, de manera presencial o virtual. Si crees que podrías estar inmerso en esta situación que requiera ayuda de un profesional o conoces a alguien que pueda necesitarlo, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.